dilluns, 30 de desembre del 2013

Un ciprés en primavera

Yazco envuelto de vida,
más sólo me cobijan los muertos,
son mi único guía
durante el periplo por el desierto
¿Cuál será mi suerte?
¿Cuánto tiempo seguiré inerte?

Raíces expandía
pero jamás apliqué un injerto,
mi especie se perdería.
¡Diós! ¡Cuán grave mi desacierto!
Debí ser más valiente.
¡Pusilánime! ¡Haz un paso al frente!

Larga vida me espera
Pero cosecha alguna, no daría.
Pasa la primavera
y mi fruto nadie mordería.
Tiempo doy por perdido.
¿Para qué me sirve haber vivido?

Mi deseo ardiente,
con el tiempo, se va desvaneciendo,
te borro de mi mente,
me deshago de todos mis atuendos,
sólo quedan despojos.

Fue justo castigo, por ser tan flojo.